Solo por Europa – Cuarto mes

Desde Italia les escribo. En este momento me encuentro arriba de un tren de alta velocidad que me lleva a la ciudad de Florencia. Ya no estoy sólo. Ahora me acompaña la cúpula mayor de la calle Lavalle: el pelado Cacho y la Susan. Mis viejos, para los que no saben.

El reencuentro fue en el aeropuerto de Roma, donde tomamos un avión hacia Nápoles. Allí alquilamos un auto con la idea de recorrer la Costa Amalfitana. Cuando nos encontramos en la puerta de embarque lo primero que les dije fue: «Vieron, estoy entero, je».

Atrás quedó España. Sevilla, Cádiz, la Costa de la Luz, Granada, Madrid, Barcelona y Mallorca. Sumale Roma, a modo de bonus track. Treinta días a puro sol, como me gusta a mi. Y a vos, calculo.

Bueno, sigo en Europa contra todos los pronósticos. Los míos y los tuyos. Una vez que le tomás el gusto se hace fácil. Los días se pasan sin que uno se dé cuenta.

Piqué debutó con un pibe …

Muchos me preguntan cómo hago con el dinero. Mis primos españoles me jodían diciendo que yo antes de venir a Europa vendía estupefacientes en Buenos Aires. Nada de eso. Con un presupuesto acotado se puede. Meta tarjeta de crédito, una buena manera de ahorrarse un porcentaje de lo gastado.

En España, como escribí anteriormente en algún posteo, las cosas son muy fáciles. Idioma, comida, la gente, el clima, todo es muy familiar. Lo único que me hace un poco de ruido son los extranjeros (ojo, yo también soy extranjero pero me porto bien) que usan las playas de la Península Ibérica para hacer lo que en su país jamás harían: ensuciar, pelear y molestar. Cuando hablo de foráneos me refiero particularmente a alemanes e ingleses. La policía no hace nada. Claro, gastan mucho dinero.

Durante este tiempo encontré gente copada en todos lados. En Sevilla a un tano y a una francesa que trabajaban en el hostel donde yo estaba parando. Muy buena onda. Con ellos y una chica argentina, nos encontramos luego en Cádiz, medio de casualidad, y recorrimos arriba de un Seat Ibiza prestado la Costa de la Luz. Playita y tranquilidad.

[Foto sacada con la cámara de Maia, la chica del medio] Vamos los geeeedesssss (8)

En ese mismo viaje surgió la posibilidad de trabajar en el hostel de Sevilla por un mes. El sistema se llama stay for free (creo). Trabajás cuatro horas (20 horas por semana) y a cambio te dan una cama y el desayuno. El tema fue que para ese periodo estaba cubierto el cupo. Sin embargo, todavía puedo decidirme y trabajar de fines de julio a fines de agosto. Lo único que me hace ruido es que no hay playa y eso me la baja. Veremos.

[Foto sacada con la cámara de Sophie, la chica francesa] La dieta estricta de Cormillot …

También recuerdo a los argentinos que trabajaban en el hostel de Madrid. Terribles piratas. Mina que le tiraba medio centro, mina que encaraban. Mucha jodita había. No paraban de regalarme cerveza pese a negarme falsamente en varias ocasiones. Uno de ellos era el encargado. Mamita, qué flojo andaba de inglés.

En Barcelona levanté la “orejona” (el trofeo de la Champions League). Ya sé, una réplica. Hay foto pero yo no la tengo en mis manos. Te la sacan y al final del tour te quieren cobrar como 20 euros. #QueRompimo #SonComo50Guisos

Se las van a meter en el orto…

Párrafo aparte para mi visita por Mallorca. Es un lugar espectacular. Mucho nivel. Estuve en un puerto que mejor no te cuento las naves que habían amarradas. Además, en la isla conocí a una parte de la familia Ortiz que no conocía. Mi tía Miriam y mis primos Lucas y Luciano. Muy buena onda los tres. Se pasaron de copados. A mi tía, que me aguantó cuatro días en su casa, la había visto una o dos veces en mi vida pero era la primera que veía a mis primos. Una masa los chicos. Lucas es guarda-vidas por lo que casi siempre iba a la playa en la que él trabajaba. Siempre lleva unos “bollitos” de papel con su número de celular que le alcanza a potenciales presas. Un personaje de aquellos.

La familia de Mallorca

Con Luciano, que trabaja en un restaurante sobre el Paseo Marítimo y que me contó cómo los viejos de grandes billeteras se levantan a pendejas y se las llevan al buque, fuimos una noche a un festival en un pueblo en el medio de la isla. Allí tuvimos el gusto de escuchar a los «Rolling Stones de Mallorca». Metían mucho show. Deducimos que el cantante era un viejo millonario que de tanto nadar en dinero decidió armar una banda de rock en el que él sería la cara visible. Obvio que muchas veces no alcanzaba las notas. Hacía un esfuerzo sobrehumano. Temimos por su salud.

Masomenos los barquitos que hay…

En fin. La aventura continúa. Ahora acompañado. Creo estar más cerca de volver que de quedarme. De a poco se acerca el día en el que el hijo pródigo de Florida vuelva (?) (?). Me imagino un barrio de fiesta con bombas de estruendo durante toda la noche. La municipalidad sin trabajar, pasacalles, colectivos escolares desde Olivos y Saavedra, y gente amontonada en la puerta de casa para apreciar mi vuelta jajajajjaja (bueno creo que estoy divagando, ojo, creo).

Algunos consejos, para que no se te escape la tortuga:

• Sevilla: Hay mucho movimiento. Flamenco y sangría. Calor importante.
• Cádiz: Una linda «ciudad» para hacer playa.
• Costa de la Luz: Creo que es la primera vez que espero a que el sol se oculte detrás del mar. Leo Mattioli tenía menos romanticismo.
• Granada: Es un lugar para «flipar», como dicen los gallegos.
• Madrid: Una ciudad como Buenos Aires. Estuve 30 minutos en el Museo del Prado y tres horas en el museo del Real Madrid. Como debe ser.
• Barcelona: Mucha jodita. Los lunes no te pierdas el «Nasty Monday» de Apolo, lindo reviente.
• Mallorca: Tremenda isla. Imperdible.
• Roma: Cada roca de la ciudad tiene no menos de 2000 años.